Sensaciones encontradas produce este título de campeones.
Dolor incomparable (en lo deportivo por supuesto) por una derrota en la cancha y alegría mínima por un título que dependió del resultado en otro partido.
Mérito a mis compañeros que siempre dejaron todo y que un par de meses atrás sufrían (sufríamos) la goleada más dolorosa (en lo deportivo) de los 24 años que llevamos en estos torneos.
Los partidos se ganan en la cancha y los campeonatos también.
Tras cada partido tenemos la sana costumbre de compartir el café con leche en las YPF de Panamericana del lado que nos toque regresar, eso no cambió nunca, ni el día de la goleada en contra ni este sábado aún con tanta amargura.
Allí, celular mediante nos enteramos que éramos campeones; nada cambió seguimos siendo los mismos de siempre, un grupo que muchas veces provoca admiración, y siempre pero siempre respeto.
Y en eso ya éramos campeones.
Gracias, gracias eternamente gracias a mis compañeros que en las buenas y en las malas siempre han sabido priorizar la amistad y el compañerismo sobre las distintas maneras de pensar.
Sacamos más puntos que todos, eso significa que fuimos campeones en la cancha, afuera este grupo hace rato que esta más allá de un título.
Pipo
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